No se puede empezar mejor un mes de mayo.
Mayo, mes de las flores y a mí me han regalado ya dos ramos: mi manta “Cuatro Esquinas” ha gustado en el link party de Arriba, en el desván y a Marga, de Tejiendo en mi cocina, le gusta mi blog y me ha dado un premio .
Pinta bien, pero que muy bien este Mayo 
Desde hace un tiempo, alterno los ganchos con las agujas. Entre mantas y bolsos, a veces aparece un chal. Llevo terminados unos cuantos y otros tantos en las agujas. Hasta aquí todo normal. Muchos Comienzos, en mi línea. Ahora bien, veo y veo fantásticas fotografías de otros chales y las que más me gustan, por estética, son aquellas en las que el chal aparece simplemente colgado de una percha. Perchas tengo, como todo el mundo, pero lo que no tengo es un “buen clavo”, con una iluminación decente, para colgar y fotografiar los chales.
Hasta que me arme de valor y taladre una pared como es debido, con taco y alcayata de diseño (handmade a ser posible jeje) , busco perchas. He encontrado una.
Aquí donde la veis – la percha, la vaca nooo- tiene la friolera de más de 50 añitos. Una percha vintage ¿no os parece? No es la percha ideal, lo sé, pero por algo se empieza.
Parece que la barrita para pantalones fue añadida después. Ese clavito ya se ha estrenado sacando algún hilo que otro de donde no debía.
Este otro clavito amenaza con seguir los pasos de su hermano. Habrá que arreglarlo o pasará otros 50 años hasta que la encuentre otra “busca-perchas”.
Percha vintage para un nuevo chal. Todavía no sé qué modelo será. Por ahora estoy tejiéndolo a punto bobo y buscaré un bonito remate. La lana es malabrigo, un ovillo que vino junto con una novela – “Los buenos suicidas”, de Toni Hill- para celebrar el día del libro.
Un libro y… un ovillo
