Ultimamente ando parca en palabras pero hoy vuelvo a “soltarme”.
Hace unos días acudí a la merendola de La merienda Crafty. Hablamos de lo humano y de lo divino y un poquito de lanas, chales, mantas y… tejimos. Lo bien cierto es que tejieron ellas, yo estaba demasiado ocupada y fascinada viendo pero sobre todo mirando cómo utilizaban las agujas circulares y cómo ganchilleaba una de las chicas que es zurda.
En una de las conversaciones se coló – no sé por qué ya que de labores hablamos poco – la palabra Haruni.
- ¿Has tejido un haruni?- me preguntó Tere.
Me faltó tiempo para responder que no, no lo había tejido ni estaba previsto en mi lista de futuribles tejerlo. Estoy tan satisfecha con mi Scabiosa que dudaba poder meterme en otro proyecto con calados. Además, una nueva manta de ganchillo me está exprimiendo las pocas neuronas activas que no ha paralizado esta maldita primavera, pero esa misma noche, el maravilloso buscador de Google, al escribir la palabra “haruni” me llevó al paraíso: el blog iaia inma y ésto es lo primero que ví.
¡Un cajón lleno de harunis!
Estaba tan conmocionada que no atinaba con el scroll. Seguía con la vista fija en la foto del cajón. Me recuperé y continué mi exploración. Un haruni de seda, otro con basel, un miniharuni turquesa y entonces… apareció.
Haruni Ingrid
Este modelo de haruni, estoy segura, ha sido ideado para mí
Sin calados en el cuerpo central, liso y con ese delicado encaje final.
Conseguí controlar la taquicardía y entonces “regresé” a la tierra.
Una madeja ya ovillada de Malabrigo azul profundo, dos pares de agujas -de las rectas, de las mías – del nº 3 y nº 3,5 y a probar.
Me he decidido por tejer con el nº 3,5. No quiero que quede apretadito.
Voy avanzando con la parte lisa, deseando ya empezar las hojas, pero eso será otra historia.